Un día de verano (de los de Cantabria, con buena temperatura pero con un cielo un poco gris y el sol jugando al escondite) puede ser un buen momento para dejar las playas y adentrarse en los paisajes de la Cantabria interior.
Carmona
Es uno de esos pueblos que en el "lenguaje turístico" se denominan "pueblos con encanto" porque ha sabido conservar sus casas rústicas de largas solanas y sus casonas blasonadas de piedra y madera, vestigios de un pasado señorial. Por eso está declarado Conjunto Histórico-Artístico.
Carmona se encuentra a 68 Km de la capital de Cantabria y a tan sólo 10 Km de la Cueva del Soplao, por lo que en un mismo día se pude visitar el pueblo y la cueva.
Para llegar a Carmona desde Santander, nos dirigimos al Valle de Cabuérniga (hasta llegar al pueblo de Valle) donde tomaremos la carretera que une el Valle de Saja con el de Nansa, atravesando la popular y conocida "Collada de Carmona", muchas veces cantada y mencionada en el folclore de Cantabria.
" La Collada, la Collada yo he de pasar
La Collada, la Collada con mi zagal
Carretera de Carmona
Cuando yo la paseaba
y si subes la Collada
y te asomas al Ribero
desde allí veras Carmona
la flor de los abarqueros "
Se va subiendo la Collada entre curvas y bello paisaje de vegetación autóctona,mezclada con eucalipto, hasta llegar al alto donde se encuentra el " Mirador de Ribero".
Desde este lugar, se contempla una espectacular vista panorámica de todo el valle con el pueblo de Carmona al fondo, con todas sus casas cubiertas de teja roja.
Paseo por el pueblo
Las casonas de Carmona nos dan idea del esplendor arquitectónico de la Cantabria del siglo XVII y XVIII. Casonas con escudos, solanas y torres de carácter defensivo.
Destacable la Casona solariega de los Rubín de Celis, con dos grandes torres de tres pisos con balcones de antepechos de hierro. En la entrada tres grandes arcos dan paso al zaguán.
Casa delos Rubín de Celis
Un gran escudo sobre los arcos y entre los dos balcones nos habla de la hidalguía de la familia y es ejemplo de las construcciones barrocas señoriales de Cantabria. Hace unos años se convirtió en Parador pero actualmente vive un periodo de " limbo administrativo " y está cerrado.
Las construcciones rurales típicas de esta región son de piedra, orientadas al sur - sureste para aprovechar, en la solana, el calor y la luz del sol. Bajo la solana, con balaustrada de madera, se encuentra el soportal característico con arco de medio punto.
Tanto la solana como el soportal eran espacios fundamentales de la casa para realizar las labores domesticas, como desgranar el maíz y la alubia, o sencillamente pasar ratos hablando con los vecinos.
Cuando el pueblo crece, las casas se van adosando formando filas o hileras. Sólo las grandes casonas permanecen aisladas.
Las actividades principales del pueblo son la agricultura y la ganadería, sin olvidar que el trabajo artesano de la madera de sus gentes es muy reconocido. Es fácil contemplar, mientras se pasea por el pueblo, la labor de estos artesanos mientras dan forma a unas abarcas.
Bajo la sombrilla un artesano trabaja la madera
La visita es muy recomendable